jueves, 25 de noviembre de 2010

PREÁMBULO

         Las Enfermedades mentales, tal vez las patologías más controvertidas y discutidas de la historia de la Medicina, han despertado consideraciones múltiples a lo largo de los siglos, tanto en el ámbito médico como en el de la Religión o la Filosofía. Hoy quizás más que nunca son un punto clave en el estudio de la condición humana, tanto desde el campo científico como desde el de las ciencias sociales o antropológicas. De entre todas ellas, los trastornos depresivos se presentan en la actualidad como el conjunto sindrómico de trastornos psíquicos más frecuentes en nuestro medio, tanto en la población general como en población clínica.  
 

            Conocer la magnitud de este problema ha sido objeto del estudio de la ciencia desde hace varios siglos, siendo la ciencia epidemiológica moderna la que más luz ha arrojado sobre el asunto, especialmente a lo largo de las tres últimas décadas.  En este sentido, la medición de la prevalencia o número de casos existentes en una comunidad en un momento dado, como son los datos recogidos en las Encuestas Internacionales de Salud, han permitido conocer la dimensión real de la morbilidad psíquica en la población general. 


           Por todo ello, el estudio del impacto de las enfermedades mentales y en concreto de la depresión en la población general, así como del consumo de los fármacos que se emplean en su tratamiento tiene un doble sentido: por un lado, conocer mejor el peso que estas enfermedades y situaciones tienen en la población influyendo en el estado de salud, actividad laboral, hábitos de vida, frecuentación médica entre otras, y por otro lado el control más eficiente del gasto económico que conllevan

 

Manuel J. Gómez M.

Electrónica del Estado Sólido

Sección: 02

Escrito por: Dr. Ricardo Omaña Palanco

http://www.psiquiatria.com/

 

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